Por algún lugar leí hace tiempo, que Coimbra «sabe a libro, a estudiante, a luz , a vida y que era una ciudad que te acogía sin mirar de donde venias ni quien eras».
Esas palabras leídas en algún blog de viaje, hicieron crecer mi interés en visitar esta Ciudad portuguesa. Así que este año en nuestra ruta hacia Galicia, fue una de las primeras paradas. Teníamos que pasar por allí y quedarnos a conocer un poco de esta ciudad que se asienta a las orillas del río Mondego y que como la definieron, «sabia a todo».
Llegamos a Coimbra sobre el medio día, después de atravesar Portugal con un paisaje lamentable, este verano Portugal ha sido presa de muchos fuegos provocados y era triste ver mientras subíamos desde el Sur, que paisaje y cielo iban perdiendo su color.
Mientras nos íbamos acercando a Coimbra, nuestro pensamiento era el cómo estaría aquella zona, pero menos mal que aunque los fuegos estaban cerca, la Ciudad pareció envolverse de un escudo protector.
Coimbra es preciosa, así de simple lo digo¡. Es una ciudad antigua, llena de luz, con calles empedradas y sinuosas, donde sus vecinos cuelgan verdaderas obras de artesanía tejidas a ganchillo.
Nosotros nada mas llegar y comer, nos fuimos a recorrerla a pie. Eso si, unas cuestas bastantes empinadas hasta llegar a la zona alta de la ciudad, que es la zona universitaria en lo alto de la colina y donde hay un gran mirador para contemplar desde lo alto a Coimbra.
Recomiendo hacer a pie este recorrido, puesto que es precioso pasear por estas callejuelas engalanadas de ganchillos de colores y por donde mientras camina, suena de fondo música de fado.
Merece la pena perderse un día por Coimbra y empaparse de esta preciosa Ciudad portuguesa. Os la recomiendo y de paso un sitio pequeñito en una de esas callejuelas de Coimbra, donde cenar se convirtió en todo un placer: «Arcada Comes e Bebes»
Aquí os dejo las fotos de ese día, la forma en que mi cámara y yo vimos Coimbra…
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Descubriendo Coimbra..